¡VIVA MARTA!
“Acaracachín, acaracachá, acaracachín chin chin chin cha… Zúmbala, zúmbala zim bom ba:
¡Marta, Marta… ra, ra, raaaaaa!”
Si no fuese porque la memoria de mi querida suegra – Siomara Martín de Etcheverry - está un poquito falla, seguiría con más “cheers”, pues ella fue la “cheer
leader” mayor de la “Copa Altamira” (en el Altamira
Tennis Club) en la segunda mitad de la década de
los sesenta. Le pedí que me dictara unos
cuantos “cheers” para hacerle honor a mi amiga Marta Colomina, pero esto fue lo mejor
que pudo hacer. A sus ochenta y cuatro
años es mucho lo que ha vivido y querido olvidar, tras 43 veranos fuera de su
querida Habana, donde dicen que fue la mujer más bella en la década de los
cuarenta, campeona de esgrima e hija de Mrs.
Martin, Jefa de la cátedra de inglés de la Universidad de La Habana, alma
mater – entre otros – de la bestia de América, Fidel Castro Ruz.
Hoy a mi exageradamente admirada Marta,
una mujer tan inteligente como bella, lo único que le faltó – LAMENTABLEMENTE –
fue mencionar “LA GUARIMBA” por su
nombre. Estamos llegando ahí… no tengo
la menor duda. Nuestros comunicadores y
políticos de oficio se muerden la lengua antes de pronunciar tan hermoso
vocablo: “GUA-RIM-BA”, pero no dudo
que eso cambiará… y pronto.
Es la tercera vez que le dedico un “alerta” a la Profesora Marta Colomina. En
las dos oportunidades anteriores no le hice mucho honor porque estaba
“empatada” en una de decir que Chávez era un mango maduro que estaba a punto de
caerse solito… decía cosas tan ordinarias como “¡Ni un paso atrás!” y
creía FIRMEMENTE en el “Enemigo Público
No. 1 de Venezuela”, es decir: “El Referendo Revocatorio”.
El jueves pasado le eché unos tiritos luego de que la oí decirle al Pedro Penzini
que no sabía qué demonios hacer, pero que teníamos que hacer algo… y que bien
podríamos salir a cacerolear, tocar pitos y todas
esas cosas tan interesantes y originales que inventaron “nuestros” líderes para
combatir al CASTRO-COMUNISMO
INTERNACIONAL, el mismo que se cansó de masacrar niños y ancianos en
Afganistán, finalizando la década de los ochenta.
Pero ayer, en su conversación vespertina (casi nocturna) con Don Pedro, no pudo más. Se armó de un inmenso valor y – ante la
evidente intención del régimen de limpiarse descaradamente con nuestra
democracia – asomó la posibilidad cierta e INMEDIATA
de invocar los artículos 333 y 350 de nuestra constitución, salir a las calles
en “DESOBEDIENCIA CIVIL” (le faltó
decir: A C T
I V A, “desobediencia
civil ACTIVA”) y dejar que los militares hagan lo que a ellos les dicte la
conciencia.
Vaya haciendo muchas gárgaras, venerada Marta, para que pueda elevar su
grito, porque de aquí en adelante Castro le subirá el volumen al joropo. Hoy, en apenas unas horas, el régimen nos
promete la aprobación del reglamento interno de la Asamblea Nacional, punto
final de lo que conocimos en Venezuela como democracia. A partir de ese nuevo reglamento se
modificará el Tribunal Supremo de
Justicia con un sencillo y vulgar mateo que, por desgracia, me elevará al
grado de “profeta”, pues comenzará a regir ese nuevo sistema que vengo
pregonando, el cual en el ocaso de su revolución se inventó el sátrapa del
Caribe: eso que ya muchos llaman “Dictadura
Constitucional” y que le hará más fácil a la “comunidad internacional” mirar hacia los pajaritos mientras barren
las calles de Venezuela con la dignidad de este noble, pacífico, achinchorrado, “guaraleado” e
ingenuo pueblo.
Veremos qué harán “nuestros” líderes cuando hoy aprueben el nuevo
reglamento interno de la Asamblea Nacional.
Quien vuelva a salir con eso de que “no debemos caer en provocaciones”
tendrá que ser tomado – en el mejor de los casos – como traidor a la
patria. Al que llame a más marchas al
estilo de Río de Janeiro le cae. Lo
mínimo que se espera de todos ellos es que sigan el ejemplo que Marta dio, que
aunque es todavía muy tímido, es muchísimo más que lo que ha hecho la Coordinadora
desde que la conozco. ¡Viva Marta!
Caracas 30 de septiembre de 2003 – Al día siguiente
del “Grito de Marta”
ROBERT ALONSO